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Introducción

Más de la mitad de la población en México es económicamente activa, y de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el país número uno en estrés laboral, siendo esta una de las causas de riesgo para desencadenar enfermedades crónico degenerativas cardiovasculares, dando como resultado que para el año 2020 uno de cada 4 mexicanos estaba diagnosticado con hipertensión arterial sistémica ante el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP, 2022).

Tomando en cuenta las condiciones laborales que existen en México, donde se tienen largas jornadas de trabajo, pocas oportunidades de desarrollo profesional, sueldos no competitivos, entre otras; se presume el riesgo de que la población trabajadora tenga sobrecarga laboral, lo cual, expone al organismo a una constante estimulación mental y física, generando reactividad constante y sostenida del aparato cardiovascular, lo cual, al mantenerse de forma fija desarrolla hiperreactividad cardiovascular, condición de riesgo para la generación de hipertensión arterial sistémica (Benet, 1999).

Por otro lado, México es el 5to país con mayor consumo de agua embotellada y este mercado económico ha presentado un crecimiento exponencial en los últimos años (Pacheco-Vega, 2015), por lo cual las condiciones de sobrecarga laboral a las que están expuestos los trabajadores de dicho sector se prevé vayan en aumento para cubrir la demanda del producto; esto expone a la población a una sobre estimulación cardiovascular, y que de mantenerse de forma crónica y sostenida puede desarrollarse hiperreactividad cardiovascular, lo cual es un factor de riesgo para la hipertensión arterial.

Sobrecarga de trabajo, hiperreactividad cardiovascular, presión arterial, frecuencia cardiaca.